El valor en los equipos de los “terceros astronautas”

El valor en los equipos de los “terceros astronautas”. Morgan Gold Consulting

Estamos en el 50 aniversario de la llegada a la luna del Apolo XI, uno de los principales hitos de nuestra era moderna. En los 8 días que duró su travesía, los astronautas Neil Armstrong, Edwin (Buzz) Aldrin y Michael Collins hicieron historia.

He leído durante los últimos días, varios de los cientos de artículos y reportajes dedicados a estos 3 héroes en su inmensa hazaña. De todo lo escrito, me ha llamado poderosamente la atención la historia desconocida, en la sombra y silenciosa de Michael Collins. Collins fue el único de los astronautas que recorrió los 393.309 kilómetros que separan la tierra de la luna y que no pisó la superficie lunar. Ni tan siquiera estuvo en la sonda Eagle que aterrizó en la luna. Durante las casi 28 horas en las que sus compañeros pusieron sus huellas sobre la superficie lunar, labor de Collins fue orbitar por la luna sin ningún tipo de comunicación con la tierra ni con sus compañeros. Su misión era clara. Mantener la nave Columbia a pleno rendimiento y acoplar el módulo Eagle a la nave y traer de vuelta a sus dos compañeros. El desenlace es ya historia.

Si tecleamos en el buscador de Google la palabra líder aparecen más de 164 millones de resultados (dos mil millones en la acepción anglófona). Hay miles de estudios dedicados al líder y a su importancia en los equipos. El líder como palanca del éxito organizativo. El líder como motor de los equipos.

Sin menoscabo de la importancia del líder y su liderazgo en la creación, desarrollo y rendimiento de los equipos, me gustaría hoy hacer mención a “esos otros profesionales” que en el día a día, con su esfuerzo, su dedicación y entrega ayudan al brillo final y dan valor a los equipos. Esos “terceros astronautas”, gregarios en la sombra, son pieza indispensable en el resultado final de los equipos y, por ende, de las organizaciones.

Son aquellas personas que hacen las presentaciones durante horas para que sus jefes/as brillen finalmente presentándolas. Son aquellas que dedican esfuerzo extra, un fin de semana para que un informe urgente esté en la mesa del director/a entregado, una vez más por su responsable. Son aquellas que gestionan la realización de un evento importante, con horas y horas de reuniones y contratiempos resueltos y finalmente, el CEO agradece infinitamente el resultado al jefe del jefe de su jefe….

Debemos por tanto ser conscientes de la enorme labor que aportan a nuestros proyectos y a nuestros equipos estos profesionales y tratar de aportarles y devolverles aquellos que hacen para que otros puedan brillar. Por ello, si diriges equipos, nunca dejes de:

  • Compartir el éxito con todos los miembros del equipo.
  • Adquirir el hábito de reconocer su trabajo y su esfuerzo.
  • Animar en aquellos momentos de sobreesfuerzo.
  • Empoderarlos para que cada día puedan ser más autónomos en el desempeño de sus funciones y, de este modo, crezcan como profesionales.
  • Ser ejemplo a cada instante.
  • Mostrarte disponible para ayudar en las complicaciones que aparezcan.
  • Y siempre, felicitar y agradecer.

¿Cuántos “Michael Collins” tenemos en nuestros equipos y no valoramos en su justa medida?

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